Antes de llevar a cabo el tratamiento, el paciente debe someterse a una exploración minuciosa de la cavidad oral con el fin de eliminar cualquier patología que pueda tener y que perjudique el resultado final; gingivitis, enfermedad periodontal, caries y grandes discrepancias ortodónticas. Una vez subsanado cualquiera de estos problemas, se efectúa un estudio fotográfico, dental y facial y se toma una impresión de estudio. Esta última servirá para que el protésico prepare un encerado (carilla de cera) sobre una réplica de yeso de la dentadura del paciente; a continuación, se realizará un «mock up» de resina (o copia del encerado en resina) que el dentista colocará sobre el diente del paciente para que ambos puedan ver en boca el resultado y en caso del profesional, realizar cualquier retoque necesario. La cara anterior del diente sobre la que se colocará la carilla definitiva debe ser rebajada entre 0,3 a 0,6 mm. Después, su dentista tomará una última impresión del diente, imprescindible para que el protésico pueda realizar la carilla definitiva. En la última visita, después de verificar el ajuste de la faceta, se procede a su colocación y cementación.
Gracias a todo este proceso, el paciente sabe que su boca ha recuperado su función y salud dental. A partir de ahora puede lucir su sonrisa.