El implante es un cilindro con rosca, como un tornillo, de superficie normalmente rugosa, habitualmente de titanio y, en ocasiones, de circonio.
Colocado el implante en el hueso maxilar o mandibular, y transcurrido como mínimo dos meses, se une el hueso a las rugosidades de la superficie del implante, produciendo lo que se llama OSTEOINTEGRACIÓN, con lo que se establece una estabilidad duradera. Después, el implante ya puede recibir una funda definitiva atornillada o cementada restableciendo la función y estética de la boca. En ocasiones, dependiendo de la cantidad y calidad del hueso receptor, se puede colocar el mismo día de la cirugía implantaría una funda o prótesis provisional hasta que se produzca la integración ósea del implante.
Existen varias razones por las que el implante supera la prótesis convencional. La más importante es la de no tener que lesionar y destruir los dientes contiguos a un espacio sin diente, cosa que se ha de hacer para un puente de porcelana. Ofrece seguridad en una prótesis completa por su inmovilidad. Atdemás es un tratamiento duradero, estético y seguro (tasa de éxito 95 – 98% ).
El dolor operatorio es nulo, ya que la anestesia local utilizada lo imposibilita. Nuestra clínica, además, ofrece tratamientos con sedación intravenosa bajo la supervisión de un anestesista, con lo cual el paciente está más relajado eliminando, así, cualquier posibilidad de dolor.
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